Relato corto 7


Antes de nada he de aclarar que este 7º relato ha sido concebido, al 50%, con la inestimable colaboración de AmaNanda

Era un viernes por la tarde, mi Ama me dijo que la recogiera por el trabajo para luego salir a tomar algo y cenar.
Cuando llegué a su oficina le envié un whastapp para que supiera que había llegado. Me contestó que subiera, que estaba acabando una cosa y estaba sola en la oficina.
Estaba sentada en su despacho y tuve que dar la vuelta a la mesa para saludarla.
Llevaba un traje-chaqueta a rallas gris oscuro, con una falda ajustada justo por encima de las rodillas, una blusa blanca y, cómo no, unos zapatos negros con unos tacones metálicos de aguja.
Cuando iba a darle un beso me agarró de mis huevos y mientras los estrujaba dijo:
- “Vete al baño, entra en el aseo y espérame con el pantalón bajado y con ambas manos apoyadas a la pared. Termino enseguida.” Me soltó y me fui a cumplir su orden.
No tardé en oír la puerta del baño, solo entrar en el aseo sentí, desde atrás, su mano enjabonada en mis huevos y como la deslizaba hacia mi culito.
Me metió 1, 2 y hasta 3 dedos en mi culito, sin miramientos.
Los sacó y me empezó a meter un dildo doble que llevaba puesto. Llegue a contar hasta 10 embestidas, quizás fuesen más.
Se saco el doble dildo y me lo puso en la boca para que saboreara los fluidos de su corrida, mientras me restregaba su pubis por mi dolorido culo.
Me dio un par de azores en mi culo y salió del aseo diciendo:
- “Arréglate y te quiero en mi despacho en 2 minutos. Cada minuto que llegues tarde serán 10 azotes.”
Me apresuré todo lo que pude y me presenté en su despacho. Supongo que no rebasé los 2 minutos.
- “¿Sabes lo que tienes que hacer ahora?” Dijo con semblante serio, pero amable.
- “Limpiarla, señora.” Dije servilmente.
- “Chico listo.” Contestó, mostrando una leve sonrisa.
Me metí debajo de la mesa, de rodillas. Apenas cabía en tan reducido espacio. Como pude me las apañé para retirar un poco sus bragas, que estaban completamente empapadas, y cumplir mi cometido.
- “Quiero un cambio de roles.” Dijo repentinamente.
- “¿Cómo?” Solté sorprendido, a la vez que levantaba la cabeza sin pensar que seguía debajo de la mesa, dándome un fuerte coscorrón.
- “Si, tú serás el Dom, a ver si me convences.”
- “Señora, no podré hacer esto.” Dije mientras salía de debajo de la mesa.
- “Es una orden.” Dijo en tono enérgico.
Ella sabía que me atrae el rol de dominante, pero nunca había ejercido ese rol.
Necesité unos minutos para ponerme en situación.
Torpemente le ordené que se pusiese en pie se quitase la chaqueta y se subiese la falda hasta la cintura.
- “Quítate las bragas y dámelas.” Dije intentando ser todo lo convincente posible.
Obedeció diligentemente, mostrándome su perfectamente depilado pubis, con una pequeña zona con vello de forma triangular.
Le puse las bragas en su boca y la recliné sobre la mesa dejando su culo expuesto para mí merced.
Empecé con unos cuantos cachetes con la mano, intentando medir la fuerza que debo de proporcionar, hasta que oigo un apagado gemido.
Veo una pequeña regla de metacrilato encima de la mesa y probé unos cuantos azotes con ella, pero me gusta más sentir el contacto de la suave piel de su culo en mi mano.
Di unos cuantos azotes más con la mano, primero acaricio un poco su nalga y zas, después la otra, la acaricio un poquito y zas. Su culo iba tomando un color rosado cada vez más intenso.
Apoyé mi pelvis sobre tu caliente culito y para que notara el estado de excitación que me estaba provocando.
Desabroché su blusa y le levanté el sujetador, liberando sus hermosos pechos.
Torturé sus pezones sin compasión, pellizcándolos y retorciéndolos.
Volví a coger la regla de encima la mesa y le di unos leves azotes a sus pechos.
Mientras, una de mis manos se deslizó de sus pechos hasta su sexo, para comprobar su estado de excitación.
Le abrí bien las piernas, para dejar su sexo bien expuesto, di unos cuantos golpes secos en su clítoris con dos de mis dedos, para después introducirlos dentro de ella. Repetí la operación un par de veces más.
- “Levántate y date la vuelta.”
Cuando la tuve frente a mí, vi como el rímel se la había corrido con alguna de las lágrimas que había soltado en silencio.
El corazón se me encogió, quería finalizar el juego y empecé por quitarle las bragas de la boca.
- “Sigue.”  Dijo simplemente.
Mi excitación aumentó cuantiosamente e inmediatamente volví a ponerme en el rol.
La agarré por el pelo con una mano y la besé en la boca enérgicamente. Con la otra empecé a desabrocharme el pantalón y a liberar mi excitada polla.
Empujé su cabeza en dirección a mi polla hasta que se quedó en cuclillas a su altura.
- “Mira lo que has provocado. Tienes que arreglarlo.”
Empezó a realizarme la mamada más obscena y apasionada que me había realizado nunca.
Estaba al límite de mi excitación, esta vez no necesitaba permiso para correrme, así que se la retiré de la boca y dejé que mis fluidos salpicaran toda su cara.
Sin dejar que se limpiase, la volví a reclinar sobre la mesa.
- “Ahora le toca a tú culo.” Le susurré con sarcasmo.
Así que empecé a meterle 1, 2 y 3 dedos en su culo sin muchos miramientos, como ella había realizado antes conmigo, estaba tan mojada que su mismo flujo servía de lubricante.
Saqué los dedos y la embestí con mi polla, haciéndole soltar un leve gemido.
Le ordené que acariciara su sexo mientras la seguía embistiendo. Que no pararía hasta que oyese como se corría.
En el momento que ella empezó a correrse yo descargue mi semen, esta vez dentro de ella.
Saqué mi polla, le di un par de cachetes en el culo y le dije:
- “Límpiate y vamos a cenar.”


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