Relato corto 9
Había perdido la noción del tiempo, llevaba mucho tiempo a oscuras encerrado en la jaula de aislamiento, desnudo y como única prenda un collar.
Vi como empezaba a iluminarse la sala al abrirse la puerta de la habitación. Me puse nervioso y contento, como un perro que van a sacar a pasear. A contraluz, percibí como dos silueta se acercaban a mí. Inconfundiblemente, una de ellas era mí AMA, le acompañaba un hombre maduro al que no había visto nunca, pero ya se percibía su rol de AMO.
Mí AMA abrió la puerta de la jaula y acercó su mano al collar para atar la correa. Tiró de ella y me sacó de la jaula a cuatro patas.
- “No té levantes.” Me ordenó mí SRA. “Hoy permanecerás a cuatro patas todo el rato.”
Le pasó la correa a su acompañante y me dijo: - Hoy será él tú AMO, obedécele como tal.
Me sacó de la habitación y recorrimos todo el pasillo hasta la sala de estar. Al llegar allí, vi a una mujer de mediana edad, desnuda y acostada al lado de la butaca de mí AMA.
Parece que habían estado jugando con ella, pues sus pechos llenos de cera roja y los glúteos enrojecidos, era prueba de ello. También vi que de su collar salían sendas cadenas que terminaban en pinzas que pellizcaban sus pezones.
Me acercó a ella y me ordenó que lamiera las marcas que la fusta había dejado en sus nalgas. En ese momento me apercibí de la rosa negra del final del plug que llevaba puesto.
Después de recorrer las infinitas marcas dejadas por la fusta tiró de la correa alejándome de sus nalgas y me ordenó que le quitase el plug.
Con cuidado empecé a tirar de él, intuí su tamaño pues no estaba siendo fácil sacárselo. Finalmente pude retirarle el plug, no sin notar algún que otro movimiento involuntario de dolor de mí compañera circunstancial.
- “Ahora te lo introduces en tu boca.” Me ordenó mí AMO.
Me lo introduje todo en la boca, dejando fuera solo la rosa negra. La sensación metálica en mí boca no era de mí agrado, pero la cumplí servilmente.
De pronto, un fuerte azote con la fusta, golpeó mí nalga, que casi hace saltar el plug de mí boca.
Mí AMA, hasta ese momento contemplativa, se levantó y empezó a enfundarse el arnés. Se acercó a mí y mientras seguía recibiendo fuertes azotes con la fusta y mis nalgas tomaban un fuerte color rojizo azulado, quitó el plug de mí boca sin contemplaciones i empezó a introducirme en la boca el pene, de considerable tamaño, que llevaba en el arnés. Empezó un vaivén acompasado, rápido, pero sin ser violento, que metía y sacaba más de la mitad del dildo de mi boca.
Concentrado en lo que estaba haciendo mí AMA, no me di cuenta que no estaba recibiendo azotes, hasta que sentí el calor de la cera en mis nalgas enrojecidas. Después de los azotes parecía que la temperatura de la cera era mucho más alta y costaba aguantar su goteo.
Cuando mis nalgas estaban cubiertas de cera sentí como mí AMO separaba mis glúteos y presionaba con la punta de su pene en la entrada de mí culo. Empujó hasta penetrarme completamente. Nunca antes me habían penetrado por ambas cavidades a la vez y la primera que mí culo era tomado por un hombre.
Finalmente cesaron las acometidas no sin haber sentido antes el calor de la corrida de mí AMO en mí interior.
Mientras mí AMA se despojaba de su arnés, mí AMO ocasional dijo:
- “Regresa a tu jaula.”
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